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domingo, 10 de junio de 2007

Los japoneses, a 'dieta' de dióxido de carbono

Consiste en ducharse menos tiempo, cambiar bombillos y reutilizar las bolsas.

Japón apuesta por poner a 'dieta de dióxido de carbono' a sus ciudadanos con un plan para reducir la producción de un kilo de CO2 por persona al día, a base de ducharse menos, cambiar los bombillos y reutilizar las bolsas.
Pese a ser un referente internacional de la lucha contra el cambio climático, Japón había aumentado en el 2005 sus emisiones de gases contaminantes en un 8,1 por ciento con respecto a los niveles de 1990.


La meta comprometida es reducir sus emisiones un 6 por ciento con respecto a los niveles de 1990 para cumplir con el Protocolo de Kioto y para ello se han propuesto atacar el problema de raíz: la contaminación de los hogares.

El Gobierno pretende concienciar a los japoneses para que disminuyan su consumo energético diario mediante una 'dieta de CO2' con la que se calcula que, aun en el mejor de los casos, el país produciría 47 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
La receta japonesa contra el calentamiento global incluye medidas concretas y, como todo en este país, muy precisas.


Consiste, entre otras cosas, en ducharse un minuto menos al día, subir un grado en verano y bajar otro en invierno el aire acondicionado, llevar las bolsas desde casa al ir de compras, usar electrodomésticos de bajo consumo o conducir cinco minutos menos por jornada.
Echando mano del perfeccionismo que caracteriza a la sociedad nipona, el Gobierno ha calculado que si se apagan los aparatos eléctricos, en lugar de dejarlos en 'stand-by', se emitirían 64 kilogramos menos de CO2 por persona.


Con esas y otras medidas, las autoridades estiman que cada individuo generaría un kilogramo menos de dióxido de carbono cada día, aproximadamente la cantidad de gas que cabe en cien balones de fútbol.

La preocupación del Ejecutivo por la emisión de dióxido de carbono de los hogares japoneses se fundamenta en que entre 1990 y el 2005 las familias niponas aumentaron su producción de CO2 en un 37,4 por ciento hasta los 175 millones de toneladas por año, cifra que ahora se quiere bajar un 21,7 por ciento para el 2010.

El consumo energético en los edificios de oficinas japoneses, especialmente de junio a septiembre con la puesta en funcionamiento de los aparatos de aire acondicionado, es otro desafío para el Gobierno que ya en el 2005 lanzó una peculiar campaña para 'refrescar' la jornada laboral.
Conocida como Cool-biz, busca convencer a los oficinistas para que dejen la corbata y usen camisa de manga corta durante el verano para reducir el uso de aire acondicionado. Sin embargo, la acogida ha sido desigual ya que la mayoría sigue yendo a trabajar impecable, con traje y corbata.


EFE Tokio

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